Nos encontramos en una época de gran complejidad mental, emocional y física. Tras el shock y la rápida adaptación obligada a vivir de una manera impensable para la mayoría, nos encontramos en un momento en el que afloran todo tipo de emociones y pensamientos que nos resultan nuevos y a veces sofocantes.
El cansancio, el miedo o la preocupación han sido sin duda, nuestros compañeros de viaje últimamente pero éstos hay que dejarlos ir para que nosotros podamos continuar nuestro camino. Cuando esto no es así, se adueñan de nuestra vida y anulan nuestra capacidad para ser felices.
La ansiedad es una emoción que nos surge de forma automática en situaciones de amenaza o peligro. Gracias a ella hemos podido subsistir hasta hoy en día pero debemos utilizarla en pequeñas dosis. Cuando sentimos miedo, tristeza y preocupación de forma continuada es cuando podemos decir que sentimos ansiedad.
Pero, ¿Cómo se muestra al ansiedad?. Pues de muchísimas maneras: no querer salir a la calle, comer, beber o fumar excesivamente, limpieza excesiva, pequeñas adicciones o manías...En cada uno de nosotros se muestra de diferentes maneras pero nos afecta de igual manera a nivel físico, mental y emocional.
A nivel emocional nos embargan emociones desagradables y que nos producen tensión. A nivel mental nos encontrarnos con ideas obsesivas y que rumiamos constantemente. Nos es complicado gestionar nuestros pensamientos y por lo tanto concentrarnos. Y a nivel físico sentimos presión en el pecho, falta de aire, sudoración excesiva, dolor de estómago o problemas de sueño.
Cuando sentimos ansiedad a nivel físico es el momento de combatirla para poder más tarde vencerla.
Lo primero que debemos hacer es aceptar que sufrimos ansiedad y permitirnos sentirla. No pasa nada por sentir lo que sentimos y darnos cuenta de que hay algo que no funciona como debiera. Cuando aceptamos, dejamos de sentir sufrimiento.
Lo segundo es tener la apertura y disposición a hacer cambios .Debemos considerar nuevas ideas o formas de actuar que antes no veíamos viables . Ser fuertes y tener voluntad verdadera para hacer pequeños acciones que generarán grandes cambios.
La tercera es escucharnos y acompañarnos con cariño y paciencia en nuestro camino de mejora. Debemos entender que lo que nos produce ansiedad seguramente sea algo que no controlamos o que no podemos hacer nada. Que esos pensamientos recurrentes no son realidad y raramente se convierten.
Y por último cambiar el patrón mental. Cuando tenemos esos pensamientos recurrentes y pesimistas debemos intentar cambiarlos por positivos y más cercanos, más realistas. Los pensamientos cambian nuestras emociones y al poco tiempo nuestro cuerpo dejará de sentirse mal o con dolor. Ésta es la clave.
En los diferentes casos de ansiedad que me encontrado en mi consulta suelo derivarlos a diferentes terapias. En casos de ansiedad que generan cansancio y apatía, suelo recomendar un tratamiento de Reiki que eleva y equilibra la energía.
En los casos de ansiedad y estrés crónico sugiero la práctica de Mindfulness como tratamiento muy efectivo contra largas épocas de estrés.
Y en casos en los que hay gran somatización física derivada de la ansiedad utilizo la Terapia con Flores de Bach y de segunda generación.
Como veis las opciones son muchas para combatir y vencer la ansiedad que sentimos. Porque creedme que si se quiere, se puede. Y si necesitáis ayuda, en KAERU Terapias encontraremos juntos, las herramientas para poder vencerla de una vez por todas.
Nos vemos pronto en KAERU.
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